Acá un cúmulo de ideas: también la crítica entumece la mano. Porque no
la ejerce, la piensa. Si tenemos una institución bajo amenaza de crisis
(no es un ejemplo), ¿se piensa la crisis o se ejerce para salvarla? ¿Y
pensar la crisis no es entumecerla? Pero entumecerla hacia el reposo,
por ejemplo cuando un problema se detiene,
¿cesa como problema o se instala como problema? ¿Nuestra universidad,
acaso, se detiene? Nuestra universidad produce conocimiento del más alto
nivel, exportamos profesionales y actualizamos diariamente nuestra
data. Nuestra universidad no se detiene, funciona. Todavía funciona,
casi un reloj más puntual que su propia marcha. Diríamos: se ejerce.
Nuestra universidad se ejerce. ¿Nosotros tenemos que ejercer la
universidad o lo que proclama el propósito de su ejercicio?: “no
ejercerla a toda costa, no ejercer nada a toda costa cuando lo que se
impone es la urgencia de pensar las condiciones sobre las que se
sostiene un ejercicio” Esta instalación propone pensar las condiciones
materiales sobre las que se sostiene NUESTRO ejercicio, sacando a la luz
el aparato orgánico que permanece oculto en la dinámica habitual de su
marcha. Por si necesitamos repensar el fin hoy conviene explicitar el
medio.
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